La presagió Bécquer cuando escribió "poesía eres tú"
Carmen García Suárez, 25 de septiembre de 2015.De la poesía surge más poesía y poesía es ella, Covadonga García Fierro. Una cuidadosa incursión en su cajón de recursos nos descubre las materias primas que utiliza para trenzar sus versos: recuerdos y deseos, penas y alegrías, sinsabores y triunfos, vivencias y sueños, logros y miedos. Encontramos vida, en definitiva. Porque la vida de Covadonga es breve aún en el tiempo pero ya amplia en ese aprendizaje sobre el mundo interno y externo que se derrama por cada línea de su obra. De estos materiales, seleccionados con esmero y precisión, acompasados por el hábil manejo de sus herramientas básicas, que son su ingenio y dedicación, brota esta exquisita cosecha. Con la apariencia de un libro menudo, que se lee en un suspiro de diez minutos, descubrimos que son diez vidas las que podemos necesitar para vagar reflexionando entre sus escogidas palabras, porque cada verso conduce a lo eterno, al alma, que nunca muere.
Si nos dejamos llevar, nos guía lejos, en un salto a otra dimensión, trasladándonos a lo más puro de nuestra esencia, a aquello que todos compartimos y de verdad importa. Probad a dejaros arrastrar por el eco de su tono melodioso, por la suave brisa que desprende su voz, la dulzura de su mirada azul. Aquí está el poderoso amor, que motiva, mueve y remueve, tan capaz y diligente para transformar lo inimaginable, el motor más potente que confiere sentido a todo. La autora dota de palabras a las emociones, a aquello que conocemos o experimentaremos alguna vez en nuestro camino; y eso nos reconforta y nos alivia, porque lo compartimos.
Queda la sensación de paz y calma después de la tormenta brillante, enérgica y desasosegada que se despliega por las páginas de Almario (Ediciones La Palma, 2015). De esta vida, de esta poesía, seguirán naciendo y creciendo versos, con el color y el ritmo que marquen las circunstancias; y se harán cada día más grandes y fuertes. Veréis cuántas estanterías más habrá que colocar en este particular “almario”, repleto de tesoros. Eternas gracias, Covadonga, por compartirlos con tus lectores.
Carmen García Suárez, filóloga. Gijón (Asturias), 25 de septiembre de 2015.