Entrevista a Cintia Machín Morín, escultora

Covadonga García Fierro

Conocí a Cintia Machín Morín en abril de este año en la Escuela de Arte Pancho Lasso. Yo estaba en Lanzarote por un asunto completamente distinto, pero reconozco que conocerla fue el mayor descubrimiento de aquel viaje. Tímida y risueña, me habló de su obra con naturalidad, y supe enseguida que su alma no estaba contaminada por la vanidad ni por la ambición. Recuerdo que hablamos sobre distintas disciplinas creativas, y me sentí enriquecida por su visión de las artes y del acto creativo. Hoy retomo con ella aquella conversación amistosa, en señal de enhorabuena por la escultura que acaba de inaugurar en San Sebastián de La Gomera.

Tu formación en Bellas Artes procede de la Escuela de Arte Pancho Lasso, en Lanzarote, y de la Universidad Complutense de Madrid. ¿Por qué decidiste viajar a la capital española para formarte en lugar de hacerlo en las islas?

Tenía claro cuando terminé mi bachillerato artístico que quería dedicarme a las Bellas Artes. Ahí fue cuando sopesé las diferentes opciones que tenía para estudiar y me decidí por Madrid. Quizá el hecho de que fuera la capital, con todo lo que tiene para ofrecer en cuanto a vida cultural y exposiciones, fuera uno de los motivos por los que elegí la Universidad Complutense. Y creo que fue la decisión acertada. Además allí me empapé de un ambiente artístico que me ha hecho ser como soy a día de hoy.

Si tuvieras que resumir en pocas palabras tu estancia en Madrid, lo que aprendiste y lo que marcó tu formación como escultora, ¿qué dirías?

Cuando eres joven crees que te vas a comer el mundo, pero resulta que el mundo te come a ti. Me explico: Madrid tenía tanto que ofrecerme que no tenía tiempo de abarcar todo lo que se abría ante mis ojos. De alguna manera me convertí en una esponja que absorbía todo el conocimiento que iba recibiendo, no solo en las aulas, sino también en las exposiciones, museos e incluso en la misma calle. Creo que Madrid fue el lugar donde comenzó mi formación y donde di forma a un sueño que hoy se está haciendo realidad.

Antes de todo esto, cuando eras una niña o una adolescente, ¿ya creabas? ¿Cuándo comenzaste a modelar?

Siendo niña recuerdo que no era plenamente consciente del acto de crear. Para mí era un juego, una manera de distraerme. Cogía los lápices de colores y dibujaba en cuadernos sin mayor pretensión que los típicos concursos del colegio en los que te premiaban con un libro o un lapicero. Pero supongo que ahí se despertó una vocación que continuó ya en bachillerato cuando tuve clases de volumen y empecé a trabajar con el barro como material. La sensación de ver crecer tridimensionalmente lo que en su origen apenas era tierra y agua es indescriptible. Ahí fue donde realmente me di cuenta de las posibilidades de la escultura.

Sueles decir que para ti modelar es como “dibujar en el aire”. ¿Por qué la escultura es para ti la disciplina artística más especial, la que más te apasiona? ¿Qué características propias tiene la escultura que no tienen otras artes?

Para mí la escultura es como un taburete de tres patas: tiene la pintura, el dibujo y el volumen. Es apasionante y, créeme, me llena. Es la abstracción suprema, es imaginar en un espacio una obra que se levanta como un castillo de naipes sin que en realidad aún hayas empezado a levantarla. Es ahí donde reside la magia de la escultura, en ser capaz de ver tridimensionalmente lo que otras artes solo pueden plantear bidimensionalmente. Y creo que esa capacidad de ver en el espacio es la razón por la que me apasiona tanto la escultura.

Al finalizar los estudios en la Universidad Complutense de Madrid, la propia institución organizó una exposición colectiva en la que tú participaste con la escultura Hombre-Morsa, en la que se aprecia a un hombre con sobrepeso cuya mitad inferior está compuesta por el cuerpo de una morsa. ¿Fue elección tuya esta temática? ¿Qué te inspiró modelar a un ser mitad humano mitad animal? Háblanos del proceso creativo.

Un artista siempre tiene referencias, sobre todo en sus comienzos. Y en los últimos años de carrera me llamó mucho la atención un escultor chino llamado Liu Xue, cuyos seres híbridos me sirvieron de inspiración para esta obra. Siempre me ha apasionado el cuerpo humano, y creo que esa capacidad de inventar seres, de imaginar uniones imposibles, es lo que me llevó a crear esta pieza. De alguna manera, el arte ha buscado durante siglos el copiar la naturaleza. Para mí la naturaleza es prodigiosa y los seres que habitan en ella pueden interpretarse y reinterpretarse con un sinfín de motivos. Además, a pesar de que todos somos únicos e irrepetibles, siempre podemos mezclarnos entre nosotros y crear un nuevo ser. De ahí la idea de la hibridación que se desprende de la obra.

Hombre-Morsa, Cintia Machín Morín.

En febrero de 2018, en Playa Blanca, inauguraste la primera escultura hecha por encargo. Se trata de una pieza que conmemora uno de los deportes autóctonos de las islas, la lucha canaria. ¿Cómo afrontaste el encargo? ¿Supiste desde el principio que debías modelar a dos niños luchando o la idea concreta fue tuya?

Escultura en Playa Blanca, Yaiza, Lanzarote.

Lo afronté con mucho miedo, la verdad. La responsabilidad era enorme, sobre todo porque era mi primera obra pública y el primer encargo después de terminar mis estudios, pero también porque era para mi municipio, y eso es algo que no puedes olvidar. Al fin y al cabo, han depositado una confianza en ti que no puedes defraudar, pero estoy muy contenta con el resultado y creo que los vecinos también. Me quedo con el cariño recibido por todo el pueblo. En cuanto a la temática, tenía clara la importancia para Yaiza y Lanzarote en general de la lucha canaria, pero al ser un homenaje a la escuela de lucha, me incliné por representar a dos chinijos luchando, deseaba captar precisamente ese instante.

Un aspecto que a veces es problemático es la diferenciación entre la obra creativa que cualquier artista hace por voluntad propia, espontáneamente, y la que hace por encargo. ¿Cómo viviste el paso de la creación propia, sin reglas ni condicionamientos, al trabajo por encargo? ¿Te costó llevarlo adelante? ¿Cuáles fueron los principales retos de este encargo para ti desde el punto de vista técnico?

Creo que la libertad creativa la explotas de verdad en tu obra personal, donde no tienes límites ni reglas y donde son tus inquietudes las que te mueven. En un encargo, la motivación es otra y tienes que ceñirte a una serie de condicionantes que vienen impuestos por el proyecto. Ello no quiere decir que no acometas el encargo con libertad, pero no es una temática libre, de ahí que sea más difícil de ejecutar que tu obra personal. Luego siempre vienen los problemas derivados de su producción y ensamblaje: materiales, herramientas, ubicación… Además, el reto de crear por encargo hace que tengas que aprender a pasos agigantados y plantearte cosas que quizá no harías en tu obra personal, y eso es algo muy enriquecedor. Me siento satisfecha.

El pasado 6 de septiembre, en el marco de las fiestas de San Sebastián de La Gomera, pudiste inaugurar la segunda gran escultura por encargo: esta vez, un monumento conmemorativo de Cristóbal Colón. ¿Qué quisiste plasmar con esta escultura?

Escultura de Cristóbal Colón, San Sebastián de La Gomera.

Para realizar este encargo lo primero que hice fue hacer un estudio de la época. Necesitaba conocer mejor la figura de Colón, la estética de su tiempo, la indumentaria, su escudo nobiliario, sus ambiciones, la iconografía que durante estos quinientos años se ha creado en torno al almirante… Y de ahí luego extraer lo que me resultó singular y crear desde cero una imagen. Piensa que no conocemos con exactitud el rostro de Colón, ya que las primeras representaciones que tenemos son posteriores a su muerte, de ahí que haya tenido que documentarme para crear este monumento donde cada pieza, cada detalle, está perfectamente estudiado.

¿Con qué materiales trabajaste esta vez? Háblanos de las dificultades del proceso creativo y del tiempo que empleaste en hacerla.

Usé resina principalmente, pero también realicé una estructura interna de hierro que es la que sirve de armazón. El proceso es complejo: desde la soldadura para poder modelar el barro, hasta la escayola para realizar el molde, el positivado de resina junto con la soldadura interna que mantiene en pie la escultura. La obra me llevó casi cuatro meses de trabajo. Es un proceso lento pero fascinante. Es ver cómo de la nada nace una obra de arte. Lo extraordinario de la escultura es cómo en un proceso parece que lo tienes todo y en el siguiente puedes fallar y no tener nada. Es emoción e intriga, como un videojuego en el que no sabes si vas a conseguir pasar al siguiente nivel.

Cristóbal Colón es una figura histórica muy conocida, pero al mismo tiempo un tanto polémica. Para unos es considerado el gran “descubridor” y “conquistador” del llamado “Nuevo Mundo”. Para otros estudiosos de la historia, es el responsable de la desaparición de importantes civilizaciones y culturas de América, incluyendo sus propias creencias, lenguas y costumbres. ¿Supuso para ti una dificultad añadida modelar a Cristóbal Colón, teniendo en cuenta esta ambivalencia moral?

La historia la escriben los vencedores, o eso dicen. Es cierto que es un personaje controvertido, pero no lo es más que otros. En este caso, lo que a mí me interesa de Colón es su relación con La Gomera como última escala en el viaje del descubrimiento. Es un encargo para San Sebastián y es el dato que me interesaba para la escultura. Entiendo la polémica que pueda suscitar, pero es un hecho irrefutable la estadía del almirante en la isla y eso es con lo que me quedo.

Cuando un artista comienza a crear, difícilmente puede parar. Si pudieras elegir un encargo escultórico de alguna institución, ¿qué te gustaría que te encargasen?

No lo he pensado nunca. Y eso que me gusta soñar despierta. Siempre he querido hacer un homenaje a las salineras del Janubio. Quizá porque es el paisaje que me ha acompañado toda mi vida, porque mi familia ha formado parte de esas montañas de sal desde que nací y son una parte inseparable de mí. Me gustaría crear una escultura que recoja el esfuerzo de aquellas mujeres que recogían y cargaban sacos de sal para transportarlos a todos los rincones de Lanzarote. Me gustaría abrir fronteras y tener la posibilidad de trabajar en otras islas, además de la mía y de La Gomera.

Y al margen de los encargos, ¿cuáles son tus próximos proyectos?

Estoy trabajando en mi obra personal para una exposición individual que tendré el año que viene en Lanzarote y que espero poder rotar y que se vea en otros lugares. Aún no quiero definir más pues estoy en pleno proceso creativo, pero espero que resulte interesante. Por otro lado, he mantenido conversaciones para nuevos proyectos, pero están aún por concretarse. Únicamente puedo añadir que no entiendo mi vida sin el arte, y aunque suene reiterativo, los sueños pueden cumplirse. Yo cumplí el mío y espero poder seguir en este sueño mucho tiempo. Te doy las gracias por darme la posibilidad de mostrar mi obra y mi manera de entender el mundo.

Entrevista a la escultora Cintia Machín Morín, Suplemento Cultural El Perseguidor, Diario de Avisos (14 nov. 2018)

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