Entrevista a Paula Quintana, actriz, creadora y bailarina
Por Covadonga García Fierro
A pesar de tu juventud, has recibido ya relevantes premios, entre los que destacan el Premio Especial a la Mejor Artista/Creadora Emergente en la Feria Umore Azoka (2015, Vizcaya) o el primer premio en el III Certamen Coreográfico Europeo Mujer Creadora Contemporánea 2016, entre otros. Echando la vista atrás, ¿qué balance harías de tu trayectoria hasta el momento actual?
La verdad es que ha sido un camino vivido paso a paso que se ha ido construyendo en cada momento. He pasado por etapas muy muy diferentes, con personas distintas, y de todas he aprendido mucho. Por supuesto que los reconocimientos gustan y las críticas afectan; pero por encima de todo, lo único que he intentado es ir creciendo y evolucionando en este sector (como en la vida) como mejor he sido capaz, independientemente del resultado. Por eso, todo lo recorrido es bueno. Todo. Los momentos altos y también los bajos.
“Me inspira la gente que tiene la necesidad de comunicarse artísticamente”
En el caso concreto de Paula Quintana, ¿tú elegiste la danza o la danza te eligió a ti? ¿Qué referentes te inspiran en el mundo de la danza?
Desde luego, la danza me eligió a mí. Yo he bailado y actuado desde siempre, no me recuerdo (ni creo que me recuerde nadie) de otra forma. Ha sido una manera de expresarme, de comunicar sensaciones y pensamientos que, si no hubiera canalizado, me habrían estallado por dentro. En todos los aspectos de la vida me inspira la gente que tiene la necesidad de comunicarse artísticamente, personas a las que las palabras y los canales de la vida cotidiana no les alcanzan, dedicadas a las artes como lenguaje.
Una curiosidad anecdótica: sabemos que tu nombre real es Paula Gómez Quintana, pero en tu nombre artístico el primer apellido queda eliminado. ¿Tomaste esta decisión porque te gustaba más cómo sonaba, fue un guiño feminista para visibilizar más el segundo apellido, o tu elección no tiene nada que ver con todo esto?
Fue algo bastante casual. En uno de mis primeros trabajos profesionales hubo un error a la hora de escribir el programa de mano. Entonces se unió un “pues casi suena mejor” con la necesidad vital de iniciar etapas nuevas.
En tus espectáculos se aprecia un claro interés por la literatura: la base de tus funciones son textos sólidos, tendentes a lo poético e incluso a la reflexión filosófica. Más aún, en el espectáculo Amarga Dulce tomas fragmentos de El Quijote y otorgas el protagonismo a la figura de Dulcinea. ¿Por qué decidiste poner el foco en ella?
Todos los espectáculos que he hecho se basan en el deseo de reflexionar sobre algo y a partir de ahí se construye todo, el texto, el movimiento, la historia. Nunca he partido de un texto preescrito, siempre se ha ido creando junto a lo demás. El caso de Amarga Dulce fue un proyecto que se generó en el marco de la celebración del cuarto centenario de la muerte de Cervantes, para el festival de Almagro. No paraba de hablarse del Quijote, pero… ¿dónde quedó Dulcinea? ¿dónde quedaron los quijotes de hoy en día? ¿hay quijotes hoy en día? ¿tendría sentido Dulcinea como símbolo de la valentía del Quijote en una sociedad como la nuestra? Estos interrogantes son los que fueron generando Amarga Dulce.
¿Tienes otros referentes en el plano literario, musical, filosófico o plástico?
Uf, soy una persona que se entusiasma muy fácilmente, me interesan y me inspiran muchas cosas, no solo del mundo artístico. Me atrapa la honestidad en los trabajos, cuando se ve un lenguaje propio, una idea propia del mundo, un dolor y una alegría que se necesita y se trata de compartir.
“Trato de reflexionar sobre las maravillas de las que somos capaces y de lo fascinantemente complejos que somos”
En la obra Siempre, en algún lugar, invitas al espectador a “salir del laberinto que es el mundo”, haciéndote eco de las palabras de Tenzin Gyatso. Y en Pieles rescatas una cita de Ray Bradbury: “Todas las mañanas salto de la cama y piso una mina. La mina soy yo”, y afirmas: “Ahogada en la búsqueda del equilibrio, consigo respirar cuando me rindo ante lo que soy en cada momento». ¿Qué mensaje tratas de transmitir a la sociedad? ¿Vivimos de manera consciente o somos esclavos de nosotros mismos y del modo de relacionarnos que culturalmente hemos construido?
Es cierto que mis preocupaciones habitan en el universo del individuo y la sociedad que formamos. Trato de reflexionar acerca de nuestras capacidades. De las maravillas de las que somos capaces. De lo fascinantemente complejos que somos y de lo fácil que es caer en la cobardía, en la inconsciencia, en el lamento, en pasar por la vida como si no fuera cosa nuestra. No pretendo dar lecciones ni respuestas, tan solo plantear cuestiones, opciones y la oportunidad de emocionarnos con ellas. Me encantaría que el espectador sintiera que no está solo, que las emociones y las inquietudes personales las tenemos todos.
En muchas de tus funciones está presente el elemento audiovisual. ¿Por qué es para ti tan importante?
Es un lenguaje más, como el movimiento, el texto o la música. Permite jugar con el espacio y el tiempo de un modo maravilloso. Además, el cine a nivel interpretativo me fascina por la intimidad que permite, el detalle… Acostumbrada a la energía del movimiento, poder condensar todo eso en algo más pequeño es mágico.
“Me encantaría que el espectador sintiera que no está solo”
La obra Latente comienza contigo, Paula Quintana, preguntándole al público si entre ellos se encuentra Paula Quintana. Portas un paquete para ella que debes entregarle, y al saber que ese día tampoco ha venido, decides continuar esperándola. Si apareciera, ¿qué encontraría ella dentro del paquete?
Lo peor es que Paula Quintana es ella y no se da ni cuenta, y en el paquete está todo lo que ella puede ser, y lo tiene al lado y tampoco se da ni cuenta… Es lo absurdo de la vida.
“Siento más libertad en el escenario que fuera de él. Puedo ser más auténtica”
¿Eres más Paula Quintana encima del escenario o cuando te bajas de él?
Tengo que admitir que siento más libertad en el escenario que fuera de él. Puedo ser más auténtica, dar rienda suelta a las emociones, las sensaciones, las ideas, y compartirlas. Siempre me ha costado más enfrentarme a las inseguridades y a los miedos de la vida cotidiana que a los de la escena, así que, aunque las historias sean ficción, hay muchísima verdad sobre el escenario.
¿Podrías hablarnos de tu experiencia en Keroxen 2016?
Fue maravilloso. Es un lujo poder compartir el talento y el trabajo de otras creadoras y creadores, aprender de ellos, transformar y transformarte. El proceso, lo que sucede cuando varias mentes, corazones y cuerpos se ponen absolutamente al servicio de algo común creo que es una experiencia y una enseñanza mucho más importante que el resultado en sí, y que se aplica a todos los ámbitos de la vida. No era la primera vez que hacía un trabajo de este tipo; de hecho, es algo que me gusta muchísimo y trato de generar siempre que se pueda o me ofrezcan.
También has colaborado con la exposición Athanatos del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife. En la Edad Media, en Semana Santa, solía representarse la danza macabra o danza de la muerte: de forma alegórica, los tres estamentos sociales principales (nobleza, clero y plebe) bailaban con esqueletos, haciendo entender así que la muerte es igualadora: nos llega a todos independientemente de nuestro estatus social o nuestra riqueza. ¿Cómo viviste la experiencia de bailar entre esqueletos?
¡Con una enorme responsabilidad! No para con los espectadores sino para con los muertos. De alguna manera pensaba: “¿qué harían estas personas si les prestara mi cuerpo vivo durante estos minutos que estoy en el escenario?” Pensar tanto en la muerte y en el deseo de inmortalidad intrínseco del ser humano durante esos meses de creación no hizo sino reforzarme en el amor por la vida y en la fascinación ante ella.
¿Podrías comentar brevemente en qué van a consistir los próximos eventos en los que participas?
El 15 de septiembre estaré con Pieles en La Laguna, en el marco del programa Ciudades Patrimonio de la UNESCO. Este programa engloba diferentes piezas que se representarán en las ciudades patrimonio de España. Pieles fue la primera pieza que monté, no tiene texto, es un solo de danza. Ha sido un honor haber sido seleccionada junto con otras obras de directores a los que admiro para participar en él. En mi caso, represento a la ciudad de San Cristóbal de La Laguna.
“Intento no dejar nunca de vivir”
Para terminar, ¿te gustaría comentar algo más sobre tus proyectos futuros?
La verdad es que estos últimos años han sido tremendamente intensos y por ahora continúa igual (afortunadamente). A las obras escénicas se han sumado proyectos cinematográficos y esto es algo que me emociona. Así que ahí seguimos, creando, aprendiendo, trabajando mucho, descansando poco, compartiendo con gente fascinante, cayendo, levantándome, cayendo otra vez, trabajando mucho, creando, cayendo, aprendiendo, descansando poco, levantándome otra vez, compartiendo con gente fascinante… En definitiva, intentando no dejar nunca de vivir.
Entrevista a la bailarina Paula Quintana, Suplemento Cultural El Perseguidor, Diario de Avisos (19 ago. 2018).
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