Pino Ojeda, entre la niebla y el alba
Covadonga García Fierro
Pino Ojeda Quevedo (El Palmar de Teror, 1916 – Las Palmas de Gran Canaria, 2002) es una de las escritoras y artistas canarias de proyección internacional que con mayor fuerza reclaman ser rescatadas de un olvido cruel e inexplicable en el lugar que la vio nacer.
Mujer valiente y decidida, Pino Ojeda supo dar la espalda a aquel vergonzoso lema que el general Franco convirtió en triste realidad histórica, “El hombre debe mirar al mundo y la mujer al hogar”. Su poesía, marcada por la trágica muerte de su marido en 1939 –en el frente de batalla de Extremadura, durante la Guerra Civil Española–, transita temas como la soledad, el desamor, el paso del tiempo, la muerte y la esperanza. Viuda y madre de un hijo a los veintidós años, la trayectoria de Pino Ojeda es intachable: pintora, escultora, ceramista, poeta, narradora breve, novelista, dramaturga y editora de reconocido prestigio –además de regentar una librería, y de ser la primera mujer en Canarias en fundar y dirigir una galería de arte–, supo abrirse camino en un mundo repleto de obstáculos y dificultades.
Su trayectoria literaria se inicia en 1940, en la revista tinerfeña Mensaje, donde publica algunos de sus poemas. Sin embargo, es en 1953, año en el que logra el Primer Accésit del Premio Adonais con su poemario Como fruto en el árbol, cuando comienza a ser reconocida a nivel nacional, realizando lecturas y recitales en ciudades como Barcelona y Madrid, donde establece lazos de amistad con Gerardo Diego, Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre, entre otros.
Colaboradora en revistas nacionales y foráneas, como Poesía Española (Madrid), Estafeta Literaria (Madrid), Revistart (Barcelona), Caracola (Málaga), Al-Motamid (Tetuán) o Profil Littéraire de la France (Bélgica, dirigida por Henri de Lescoët), por citar sólo algunas, se atrevió a fundar y a dirigir Alisio. Hojas de poesía (1952-1955), revista en la que publicarían autores destacadísimos de la época, como Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Carmen Conde, Gerardo Diego, Pedro Salinas, Gabriel Celaya, o el pintor e ilustrador Juan Ismael, hermanando estas voces con las de una larga nómina de autores de las Islas.
En el plano pictórico, Pino Ojeda logró exponer su obra en países como Estados Unidos, Suiza, Suecia, Alemania e Italia, realizando exposiciones individuales y colectivas, itinerantes y permanentes, en museos y galerías, además de ser alabada por renombrados críticos de arte. Imaginemos lo que suponía, para una mujer canaria de los años cincuenta, llevar a cabo todas estas actividades culturales, realizando viajes internacionales en solitario, desafiando las normas de la dictadura. Pero además, Pino Ojeda llega a publicar cinco poemarios: Niebla de sueño, en 1947; Como fruto en el árbol (Primer Accésit del Premio Adonais de 1953), publicado en 1954; La piedra sobre la colina (Premio Tomás Morales de 1956), publicado en 1964; El alba en la espalda, de 1987; y El salmo del rocío (Primer Premio Mundial de Poesía Mística en 1991), publicado en 1993. Póstumamente, aparece Árbol del espacio (2007), ilustrado por Plácido Fleitas y Juan Ismael.
No obstante, la mayor parte de su obra literaria permanece inédita, conservada en la casa donde vivió su infancia en El Palmar de Teror (Gran Canaria), a la espera de que algún editor decida sacarlos a la luz. Se trata, concretamente, de una quincena de poemarios (algunos de ellos, finalistas en premios nacionales), además de la novela Con el paraíso al fondo (seleccionada para el Premio Nadal en 1954), y de numerosos relatos y piezas teatrales.
El caso de Pino Ojeda representa una paradoja: por un lado, goza de un gran prestigio a nivel nacional e internacional entre los críticos literarios y de arte: han escrito artículos y reseñas muy favorables sobre sus obras el poeta, crítico y miembro de la Real Academia Sueca Artur Lundkvist, el crítico de arte José Corredor-Matheos, la escritora Carmen Conde o la crítica literaria y Premio Canarias de Literatura María Rosa Alonso, por citar sólo a algunos. También cuenta con una detallada biografía, realizada por el historiador Juan Francisco Santana Rodríguez, titulada Pino Ojeda: Pintora y poeta (2008), está incluida en diversas antologías y ha sido traducida a los idiomas sueco, italiano, alemán, inglés y francés.
Sin embargo, Pino Ojeda continúa siendo una desconocida para la mayor parte de los lectores de Canarias. Sus obras publicadas –muy pocas, en comparación con los numerosos inéditos que se conservan–, a pesar de haber obtenido premios de enorme notoriedad, no se encuentran en el circuito editorial: solamente se pueden conseguir en algunas bibliotecas y librerías de segunda mano. Y lo que es más grave, es una figura difusa y escasamente atendida dentro del campo académico y filológico de las Islas, en trabajos especializados y de largo aliento.
“Nadie es profeta en su tierra”, solía decir Pino Ojeda. Tristemente, parece que a nuestra artista no le faltaba razón. No obstante, en 2016 se cumple el centenario del nacimiento de esta mujer polifacética de enorme talento, que supo responder con poemas al horror de la guerra; e introducir, junto con otros compañeros, el arte abstracto en Canarias; una mujer que quiso dedicar su vida a la cultura y el arte, y cantar al amor y a la esperanza. Y con el centenario de su nacimiento, la familia de Pino Ojeda ha puesto en marcha una serie de proyectos con los que homenajear y recuperar su memoria, con la colaboración del Ayuntamiento de Teror y del Cabildo de Gran Canaria, que van a publicar algunos de sus poemas inéditos y a reeditar la obra que actualmente está descatalogada, respectivamente. Además, el cineasta Domingo Doreste González, nieto de Pino Ojeda, está rodando una película documental sobre la vida de la poeta, que se estrenará en Teror durante el mes de abril. Todavía estamos a tiempo de retirar la espesa niebla que cubre de olvido y silencio la hermosa lucha de Pino Ojeda: iniciemos el futuro con el alba renacido.
Artículo “Pino Ojeda: entre la niebla y el alba”, Suplemento Cultural El Perseguidor, Diario de Avisos (24 ene. 2016).
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